Empeñado en subvertir el ordenamiento socio-político cubano, Estados Unidos inventó una nueva, ilegal y agresiva modalidad de emplear el tiempo libre: el turismo de subversión.
La confirmación la trajo la agencia estadounidense AP que reveló el empleo de jóvenes latinoamericanos, bajo la fachada de inocentes turistas, para fomentar grupos encaminados a encabezar una rebelión política en este caluroso archipiélago.
Otra vez, el invento vino de la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo, la conocida USAID, responsable del reciente escándalo con ZunZuneo, aquella red social ilegal con candoroso nombre de colibrí.
Esos programas de subversión, ya casi aburre repetirlo, buscan el cultivo de una disidencia sin base social.
Es la llegada de la Guerra de Cuarta Generación, esa que se libra sin tirar un tiro, pero que tiene el mismo objetivo del combate convencional.
Aunque ningún grupo etario está a salvo, la juventud cubana es la diana preferida de los planes subversivos de Estados Unidos.
Sabedores de que los jóvenes son los portadores naturales del cambio, infructuosamente han intentado movilizar a ese sector contra la Revolución.
Ahora, para hacer más fácil la comunicación, han utilizado a jóvenes latinoamericanos, quienes han servido a malsanos intereses ajenos. Disfrazados de turistas trabajaron en función de los planes norteamericanos, pero no pudieron evadir lo que la propia agencia APcalifica como “uno de los servicios de contrainteligencia más sofisticados del mundo”.
Lo sucedido demuestra que la Casa Blanca mantiene de manera oficial una política contra Cuba, una actitud por la que están dispuestos hasta crear un agresivo e ilegal modo de vacacionar: el turismo de subversión.
La confirmación la trajo la agencia estadounidense AP que reveló el empleo de jóvenes latinoamericanos, bajo la fachada de inocentes turistas, para fomentar grupos encaminados a encabezar una rebelión política en este caluroso archipiélago.
Otra vez, el invento vino de la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo, la conocida USAID, responsable del reciente escándalo con ZunZuneo, aquella red social ilegal con candoroso nombre de colibrí.
Esos programas de subversión, ya casi aburre repetirlo, buscan el cultivo de una disidencia sin base social.
Es la llegada de la Guerra de Cuarta Generación, esa que se libra sin tirar un tiro, pero que tiene el mismo objetivo del combate convencional.
Aunque ningún grupo etario está a salvo, la juventud cubana es la diana preferida de los planes subversivos de Estados Unidos.
Sabedores de que los jóvenes son los portadores naturales del cambio, infructuosamente han intentado movilizar a ese sector contra la Revolución.
Ahora, para hacer más fácil la comunicación, han utilizado a jóvenes latinoamericanos, quienes han servido a malsanos intereses ajenos. Disfrazados de turistas trabajaron en función de los planes norteamericanos, pero no pudieron evadir lo que la propia agencia APcalifica como “uno de los servicios de contrainteligencia más sofisticados del mundo”.
Lo sucedido demuestra que la Casa Blanca mantiene de manera oficial una política contra Cuba, una actitud por la que están dispuestos hasta crear un agresivo e ilegal modo de vacacionar: el turismo de subversión.
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