El Hotel Hanabanilla, ubicado en el macizo de Guamuhaya, junto al lago homónimo, celebra hoy cuatro décadas de servicio al turismo, desde su inauguración por Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, el 26 de julio de 1975.
A 400 metros sobre el nivel del mar, la instalación hotelera fue objeto de inversiones desde 2007, al imprimirle belleza, mayor confort y modernidad, por lo cual crece la aceptación de visitantes, principalmente del mercado nacional.
El remozamiento de 108 habitaciones, un ranchón que ofrece comida criolla enmarcado en un hermoso entorno, piscina, parrillada, bar, sala de fiestas y restaurante completan los servicios de la instalación.
Pero el mayor atractivo de este sitio radica en su entorno, entre el lomerío y el espejo de agua, que permite el disfrute de los contrastes, la navegación a través de las aguas rodeada por elevaciones de verde vegetación y la vista de viviendas que desde las alturas parecen diminutas.
Entre las excursiones en oferta se distingue un almuerzo en Rio Negro, bello paraje que colma muchas de las expectativas de los visitantes por su travesía en el lago, único intramontano de Cuba, a varias millas del hotel, y la empinada subida hacia un típico restaurante cubano.
Arelys Castresana, jefa de ama de llaves y fundadora del centro, relató a la AIN que con apenas 17 años trabajó en la construcción del edificio, donde continuó su vida laboral como dependienta gastronómica, en jefaturas de Recursos Humanos y de Servicios, además de chef de cocina.
Recuerda la presencia de Fidel en la inauguración y poco después su visita con Luis Echevarría, en ese momento presidente de México.
Evocó la década del 80 del siglo XX, cuando el lago del Hanabanilla era sede de torneos de la pesca deportiva, con nutrida presencia de turistas de Estados Unidos y Canadá, propuestas factibles de retomarse porque se mantienen las originales condiciones naturales.
Elevar la calidad del servicio y aspirar a una mayor satisfacción de los clientes, resultan propósitos del colectivo del hotel, agregó.
A 400 metros sobre el nivel del mar, la instalación hotelera fue objeto de inversiones desde 2007, al imprimirle belleza, mayor confort y modernidad, por lo cual crece la aceptación de visitantes, principalmente del mercado nacional.
El remozamiento de 108 habitaciones, un ranchón que ofrece comida criolla enmarcado en un hermoso entorno, piscina, parrillada, bar, sala de fiestas y restaurante completan los servicios de la instalación.
Pero el mayor atractivo de este sitio radica en su entorno, entre el lomerío y el espejo de agua, que permite el disfrute de los contrastes, la navegación a través de las aguas rodeada por elevaciones de verde vegetación y la vista de viviendas que desde las alturas parecen diminutas.
Entre las excursiones en oferta se distingue un almuerzo en Rio Negro, bello paraje que colma muchas de las expectativas de los visitantes por su travesía en el lago, único intramontano de Cuba, a varias millas del hotel, y la empinada subida hacia un típico restaurante cubano.
Arelys Castresana, jefa de ama de llaves y fundadora del centro, relató a la AIN que con apenas 17 años trabajó en la construcción del edificio, donde continuó su vida laboral como dependienta gastronómica, en jefaturas de Recursos Humanos y de Servicios, además de chef de cocina.
Recuerda la presencia de Fidel en la inauguración y poco después su visita con Luis Echevarría, en ese momento presidente de México.
Evocó la década del 80 del siglo XX, cuando el lago del Hanabanilla era sede de torneos de la pesca deportiva, con nutrida presencia de turistas de Estados Unidos y Canadá, propuestas factibles de retomarse porque se mantienen las originales condiciones naturales.
Elevar la calidad del servicio y aspirar a una mayor satisfacción de los clientes, resultan propósitos del colectivo del hotel, agregó.
